Lo primero es salir a la caza de los “prospects” (público objetivo de mi producto). Así como en cualquier venta por internet, la segmentación será la clave.

Supongamos que tenemos una empresa de asesoramiento financiero y que ofrecemos un servicio a la gente para guiarla en cómo capitalizar sus ahorros a través de productos financieros como acciones, bonos o fondos comunes de inversión.

Tenemos que dar un producto que tenga valor agregado para que el prospect se vea seducido a entregarnos sus datos de contacto. Un anuncio podría ser, por ejemplo: “Recibe gratis las mejores oportunidades de inversión en tu mail” o “Agenda gratis una cita para recibir asesoramiento financiero”.

A través de la plataforma de Facebook Lead Ads, sin que el usuario tenga que abandonar esta red social, puede dar click en nuestro anuncio, en el que verá algunos de los textos del ejemplo además de una imagen. Luego pasará a un formulario donde dejará los datos que se le soliciten (en general son nombre, celular y mail) si pedimos mucho más, puede que lo disuadamos y prefiera seguir navegando.

La segmentación que le demos a ese anuncio debe ajustarse a lo que entendemos que es nuestro cliente y sus hábitos de consumo. Debemos Establecer una zona geográfica, un rango etario, un nivel educativo y un cruce de intereses que defina a mi prospect. Siguiendo nuestro ejemplo, sería bueno ver si le interesan las inversiones, si lee medios financieros o si por ejemplo busca información sobre acciones, bonos, retornos en dólares, etcétera.

Ahí le pondremos el monto de inversión a nuestra campaña (total o de gasto por día). Seguiremos de cerca nuestro costo por click (al anuncio) y el de formularios o registros completados (de prospects que dejaron sus datos). Esas serán las variables para determinar cuánto nos cuesta un prospect o un posible cliente.